Cómo poner los cordones a las zapatillas para no atarlos
¿Eres de los que no se ata los cordones de las zapatillas? Ok, sigues viviendo en los primeros 2000, pero no pasa nada. En Sliwils acogemos a todo el mundo por igual. Es más, a la gente como tú con especial cariño. Ven, ven, tranquilo, no te haremos daño.
¿Sabes que le dedicarías menos tiempo a la cosa si te los atases, verdad? Acabarías antes y tu madre no tendría que mirar para otro lado abochornada. Da igual, hemos dicho que pasábamos página. Mucho peor son los que usan chanclas con calcetines subidos todo lo que da la espinilla o los que no se quitan la gorra en interiores. Pero venga, sigamos, que hoy vengo de buen humor.
Si eres practicante del noble arte de llevar los cordones sin atar, arte inventado a mediados de los ochenta por un tío vaguísimo, estás de suerte. Sigue leyendo y verás.
Hoy te traemos las 5 mejores maneras de ponerte los cordones de las bambas sin atar.
1. Bajo lengüeta
Una de las más clásicas. El cordón sigue el camino habitual, como si fuera a ser atado y a última hora, ¡ZAS!, lo escondes bajo la lengüeta. Este modo pide lengüeta gorda, de esas que recuerdan a los cojines del sofá. Cabe decir que es la manera de ponerse cordones sin atarlos menos sofisticada, la más “a bulto”.
Fue trending topic a finales de los noventa, principios de los dos mil y, como toda moda pretérita, de vez en cuando vuelve, aunque nadie lo haya pedido.
Una variante de este primer modo es la de esconder los cordones en la base del pie, pero esa no te la aconsejo a no ser que tengas alma de faquir.
2. La de estirar
Otra habitual forma de no atarse los cordones es la que se agarra a la elasticidad de éstos. Básicamente, consiste en darlos de sí, estirándolos sobre el recorrido habitual para dejar colgando (o con un nudo) la punta en el último ojal de la zapatilla. Método muy práctico para calzarse y además queda muy bien a nivel visual.
Pero (sí tiene un pero) no sujeta el pie correctamente y hace bailar ligeramente al tobillo, lo que podría provocar alguna pequeña lesión. Un ligero esguince, tal vez, tampoco te vas a romper la tibia y el peroné.
3. De arriba a abajo
En el humor, se dice que hacer chistes de arriba abajo es la manera más ofensiva y cruel de hacer comedia, ya que proteges al poderoso y atacas al vulnerable. Pero es que resulta que estamos hablando de cómo no atarse los cordones, no de jijís y jajás. Así que, toma buena nota de lo que debes hacer.
Enlaza de manera inversamente proporcional a como lo harías normalmente los cordones de tus zapas. Después, esconde a cada lado las puntas y por un lateral hazlas subir hasta la parte de arriba, donde solo debería aparecer ya el herrete (vaya nombre extraño para llamar a la punta, en su mayoría, de plástico del bueno).
4. El crusaíto
Además de un paso de baile de la mejor canción que España ha enviado jamás al festival de Eurovisión, el crusaíto es también una manera de atarse los cordones sin atarlos.
Básicamente, se trata de seguir el clásico trenzado cruzando con una variante que provocará que no sobre cordón. Se trata de reciclar, reutilizar, reusar. ¿El qué? Agujeros. Pasa varias veces por el mismo agujero tus cordones, creando un dibujo sin sobrecargar pero que te permita lucir tus deportivas sin tener que sellarlas con un nudo al final. Para llevar los cordones así, no hay que escatimar en tamaño de los ojales.
5. Trampeando
Hemos dicho cinco, pero no hemos encontrado tantas, porque los cordones hay que atarlos. HAY QUE ATARLOS, COPÓN. Es como comprar un vino Gran Reserva para hacer calimocho, como irse de viaje a la otra punta del mundo y no salir del hotel… Las únicas personas que se hacen con algo para no usarlo son los coleccionistas de funkos y, dime la verdad, ¿tú te fiarías de un tipo que almacena muñecos cabezones sin abrir? Pues eso.
Y por último, si no quieres atarte los cordones, siempre te queda la opción del velcro. Hala, ya lo he dicho…
¿Qué pasa? ¿Quién? ¿Qué despacho? ¿Que firme qué? ¿Mis cosas? ¿Me puedo llevar este boli? ¿Que cierre por fuera? Vale. ¡Adiós!
Ejem, hay que tener la misma inteligencia que un terraplanista para trabajar en una tienda de cordones y nombrar al velcro. Eso es como decir que te encanta la música y plantarte con una camiseta de Bad Bunny. En fin, ya finiquito yo este post sobre cómo llevar los cordones sin atarlos. Total, cobro por horas y todavía no he echado mi convenio.
Ignora, ¡oh lector!, la blasfemia escrita antes por mi ya excompañero: si hay dos tipos de personas que irán al infierno de cabeza son los que le echan hielo a la cerveza y los que llevan zapatillas de velcro, como si todavía fueran bebés.
Lo importante es que los cordones sean divertidos y originales, tanto si te los atas como si te los dejas sueltos por flojo o por influencer. Y a eso nos dedicamos en Sliwils, a diseñar cordones con los estampados que más lo parten (el estilo, no el cordón, el cordón aguanta más que Sánchez en la Moncloa). Sí, los vendemos a 15€, es lo que tiene no fabricar en el Sudeste asiático y hacerlo aquí, en nuestro hermoso polígono industrial de la España vaciada.
En fin, ya lo sabes: si tu look te cansa más que atarte las zapatillas, píllate unos Sliwils, déjatelos sueltos y presume de cordones, que este mundo es de los valientes.
¡ME LOS PILLO!
P. D.: No te compres zapatillas con velcro. Aunque no lo sepas, tenemos ojos en todos lados.
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