¿Y tú cómo llamas a las zapatillas?
Dicen por ahí que el español es uno de los idiomas más ricos del mundo, como se demuestra en el montón de sinónimos que usamos para nombrar, sobre todo, a las cosas más cotidianas.
Por ejemplo, incluyendo todo el mundo hispanohablante, la palabra “dinero”, que también puede ser pasta, pela, guita, parné, panoja, cuartos, plata, pisto, mosca, lana, marmaja, biyuyo… Y a saber cuántas más formas se dirán en cada casa de vecino a ambos lados del charco.
Pero, reduciendo el estudio a España, sabemos que también existen diferencias de vocabulario entre las comunidades autónomas, como la forma de llamar a esas zapatillas que tanta guita nos cuestan.
De hecho, acentos aparte, un cubero con buen ojo casi que podría adivinar de qué comunidad es una persona según llame al calzado para hacer deporte de toda la vida.
¿Nos damos una vueltecita por el mapa? Si nos dejamos alguna forma de llamar a las zapatillas, puedes dejarla en comentarios. Si nos equivocamos, haters, bienvenidos también. :)
Las tenis nuevas para el gimnasio
Como las que tienes muertas de risa en el zapatero desde el 1 de enero.
Los mismos científicos españoles que inventaron la fregona poniéndole un palo a un trapo y el chupachups poniéndole un palo a un caramelo afirman que la razón de llamar “tenis” a las deportivas es por el tenis.
Las tenis (o los tenis, ya cada cual) se calzan sobre todo en Galicia, Canarias y algunas zonas de Andalucía. El problema es que no son aptas para jugar al pádel.
Las playeras que no son para la playa
Saliendo de Galicia, a mano derecha y también bajando dirección MadriZ, nos topamos con las playeras. En Asturias, gran parte de Cantabria y la mayoría de Castilla y León.
A pesar de su nombre, no tengas el poco gusto de ponértelas para ir a la playa, salvo que ya hayas vivido la experiencia de quemarte bien tostaditos los empeines.
Los espáis de los santanderinos
Pues en Santander, que tienen playa para dar y regalar, tuvieron la genialidad de llamar a las bambas “espáis”.
Investigando a fondo, escribiendo “espáis” en Google y dándole a “Voy a tener suerte”, parece que este palabro es una adaptación del término inglés spikes, que son las zapatillas con clavos típicas de los atletas.
Se ve que las cabras tiraron para los Picos de Europa en vez de para la playa.
Las maripís de Zaragoza, co
De toda la vida, ante la novedad, la gente ha cogido el nombre de una marca y lo ha usado para nombrar al producto en general. Como cuando pides una fanta, te ponen un kas y tú esperabas un trina.
Esto fue lo que pasó con las zapatillas de deporte en la capital maña: vienen del nombre de la esposa del empresario que, en 1911, fabricó zapatillas de goma para jugar al tenis.
Siendo de Zaragoza, no es de extrañar que la mujer se llamara María del Pilar.
Las keds, en Zaragoza, a la derecha
A mano derecha de Zaragoza, en Lleida, ocurrió algo parecido a lo de antes. Las “keds” vienen del nombre exacto de esta marca estadounidense de fabricantes de playeras.
Con la cantidad de montañas que hay en el Pirineo ilerdense, habría tenido más sentido llamarlas “espáis”.
Unos botines to flama, illo
Hay dos cosas que hace el sevillano de pura cepa y alrededores: calificar de cerveza a la Cruzcampo y salir de su “keli” para ir a pillarse unos botines “flama”.
Pero no son los botines que estás pensando. Son unas zapatillas de deporte para cubrirse los pies del sol en la playa, que no tienen, o para dar un paseo por la montaña, que tampoco tienen.
Siempre les quedará vacilar de botines “to flama” dándose un voltio por el Guadalquivir.
Las bambas o “vambas” en catalán
De Andalucía, seguimos con la Andalucía del Norte: Tarragona y sobre todo Barcelona.
Investigando más a fondo esta vez, “bamba” se lleva la palma en estas dos ciudades. El origen, como las “keds”, es el nombre de la marca Wamba.
Tiene tot el sentit del món, ya que esta marca fabricaba alpargatas o espardenyes en catalán, palabra esta que, aunque mucho menos común, también sirve para llamar a los botines.
De hecho, “bambas” también está extendido por otros lugares del mapa, como la Comunidad Valenciana y partes de Andalucía.
Los bambos de los acho pijos
Parecida a la forma anterior, los murcianicos prefieren llamar a las bambas “bambos”, porque sí y ya está. Siendo todos pijos por allí, los bambos sí se pueden usar para jugar al pádel.
¿Sneakers?...
Lamentamos dar la mala noticia, pero no es una palabra hispana.
Con las varias que acabamos de ver, usar “sneakers” tiene tanto sentido como llamar “break” a un descanso, “meet” a una reunión o “follower” a un seguidor.
En fin, serán cosas de la mercadotecnia.
Muchas deportivas, pocas originales
Cualquier persona necesita unas zapas, por lo cómodas que son y la cantidad de usos que tienen.
Pero, más allá de eso, algunas marcas llevan unos años poniéndose las pilas en lo que respecta a la personalización y a hacer diseños “flama”, sabiendo que la gente hoy día busca cosas diferentes. Ya no queremos unas tenis, queremos NUESTRAS tenis.
Lo malo es que ese tipo de diseños suelen costar bastante más parné que los modelos básicos que lleva todo quisqui.
Nosotros, en Sliwils, que nos va mucho el rollo de la slow fashion (ejem, “moda lenta”), pensamos en una manera de personalizar las bambas para darles una segunda vida. Así tú te ahorras guita y el planeta se ahorra que te compres unas nuevas que no necesitas.
La solución, lejos de ponerle un palo a algo, es crear cordones para zapatillas de lo más molones, desde diseños con brilli-brilli y fosforitos hasta estampados con lunares y vichy, de fantasía… Lo que te dé la gana.
Las llames como las llames, haznos caso. No hace falta que te cambies las zapatillas:
Cámbiate aquí los cordones y presume de bambas vayas donde vayas.
¿Quieres rizar el rizo?
Te contamos aquí las formas más originales de atarte los cordones para terminar de partirla. No pensarías anudarte unos cordones así de divertidos como todo el mundo lo hace, ¿verdad?
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