El ver las cosas normales o raras depende de la leche que hayamos mamado, eso lo compramos. Pero, macho, es que los ingleses… tienen lo suyo. A alguien que conduce por la izquierda (entre otras cosas) le faltaron un par de días más en el horno. Si no, mira también a los japoneses…

Sí, somos los mismos que escribimos sobre los nombres más raros de cosas y las cosas que dan más pereza. La cosa va de cosas, así que queríamos marcarnos un triplete con este post sobre las cosas más típicas de los ingleses. Íbamos a hacerlo sobre los franceses, pero ellos sí nos dieron cosas buenas: el champán, la tortilla, el bidé o las felaci… cruasanes.

En fin, ya hemos repetido “cosa” 9 veces solo en la introducción, vamos al lío antes de que Google nos penalice por spam

1. La puntualidad excesiva

En España salimos de casa a la misma hora que hemos quedado, eso es una regla no escrita. Lo malo de esto es que la hora de quedar se va retrasando cada vez más, total, “¿para qué voy a ser puntual si todos van a llegar tarde?”. Después te cierran el súper y tienes que ir a comprar las cervezas el doble de caras al bazar de la esquina, ¿eh? Pues haber sido puntual, no te jode.

Eso jamás le ocurriría a un inglés. Si quedas con un leal súbdito del Imperio británico a tal hora, ya puedes mover el culo y salir antes de casa para estar clavado a la hora convenida. Allí, ni diez minutos de cortesía, ni es que la abuela fuma ni ese lapso de tiempo de 45 minutos arriba o abajo que entendemos en España por “ahora”.

Estate o’clock si quedas por Tinder con una persona inglesa y no quieres hacer el ridículo antes siquiera de que oiga tu horrible acento.

2. Contacto físico, ni con un palo

Ok, ¿estás justo a la hora? Pues ni se te ocurra saludar a tu cita dándole la mano, muchísimo menos dos besos, que con eso ya prácticamente dormirás en el cuartelillo esa noche.

Los españoles, como mediterráneos y gente que vemos el sol todos los días, somos así. Abiertos, campechanos, nos gusta arrimarnos y sobarnos más que a un tonto un palo. Pero los ingleses, como otros fríos pueblos del norte, el palo lo tienen metido por el recto, así que un ligero gesto con la cabeza basta para decir “hola” o “adiós”.

¿Ya estás pensando en si es buena opción ligar con una persona inglesa? Espérate, que hay más cositas…

3. Escrupulosidad en las formas

Los ingleses piden perdón hasta cuando no es culpa suya. Por ejemplo, si alguien los empuja en el metro, se disculpan con el clásico “sorry”. A ver, no estamos diciendo que haya que ir de grosero por la vida, pero eso de pedir disculpas cuando tú eres el agraviado… Es como golpear un puño con la cara, por así decirlo.

Tanta escrupulosidad da asco a un español. De hecho, no se limitan a pedir perdón casi hasta por respirar más fuerte de la cuenta, también se ve en la forma de hablar. El lenguaje, cuanto menos coloquial, mejor. Esto tampoco es muy difícil, teniendo en cuenta que en inglés solo existe “You”.

Los españoles ponemos mala cara si nos empujan en el metro, lo normal, pero nuestro idioma sí que tiene la forma de cortesía “Usted”.

Ya lo sabes, si aún quieres quedar con una persona inglesa, pídele perdón por existir. Just in case.

4. Hablar sobre el tiempo

Si en España te pones a hablar sobre el tiempo, en tu cita de Tinder habrá menos tensión sexual que en un confesionario (bueno…). Es el tema que sacamos cuando no sabemos de qué hablar, o sea, mal. Muy mal. ¡Fatal!

Para los ingleses, en cambio, el tiempo es un tema de conversación a la altura de la sempiterna disyuntiva entre el idealismo platónico y el materialismo aristotélico. Y no te creas que se conforman con dos minutos, que igual se tiran media hora hablando sobre el tiempo que está haciendo. Vamos, lluvia las tres cuartas partes del día.

Mucho estar puntuales, para luego perder el tiempo hablando de memeces como el Big Ben de grandes.

La torre de londres por la noche

5. El amor por las colas

Otra cosa típica de los ingleses es que les encantan las colas. Te montan una fila perfecta enseguida y para cualquier cosa, manteniendo el espacio vital de separación entre una persona y otra, no vaya a ser que se rocen y se queden embarazados. Además, a diferencia de lo que pasa aquí, el sitio no se guarda, y ni las abuelas se la saltan.

En España también hacemos colas, unas para cosas que realmente merecen la pena, como ver a tu grupo favorito, y otras para tonterías, como pillarte el nuevo iPhone cada año.

Da igual tu orientación sexual: si tu cita de Tinder es con alguien inglés, lo más seguro es que termines chupándote una cola, como mínimo.

6. Esa comida…

Siguiendo con la comida, en España tenemos una gastronomía envidiable, al igual que todos los países mediterráneos. La comida inglesa, por su parte, bueno… Llamar comida a eso es como llamar mariscada a una lata de berberechos del Mercadona.

Hay platos ingleses que para un estómago español pueden ser todo un desafío, bien lo sabe el señor Roca. Como mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, muchos terminamos en el McDonald's, que es la misma porquería en cualquier parte del mundo.

7. El “understatement”

El “understatement” puede entenderse como la sutileza, la finura, la falta de justicia ante algo. Es decir, si un inglés dice que algo “no está mal”, probablemente sea lo mejor que ha visto, probado o experimentado en su vida. Los españoles solo lo decimos cuando sentimos envidia y lo que realmente querríamos decir es “Qué hijo de puta…”.

Te hablamos sobre el “understatement” inglés por si tu cita termina chocándoos los carritos y lo único que recibes después es un “no ha estado mal”. No es que no te hayas dejado los riñones lo suficiente, es que la finura inglesa les impide expresar sus sentimientos. Así que tú, por si acaso, recuerda pedirle perdón.

8. La obsesión por el té

Aunque el cliché es que los ingleses toman el té a las five o’clock, lo cierto es que se lo chutan en cualquier momento del día.

Sea cuando sea, para un inglés el momento del té es más sagrado que la familia real, otra cosa, por cierto, muy inglesa. Hay todo un ritual que gira alrededor de esta bebida de origen asiático, y cada persona tiene su propia técnica secreta para echar hojas en un líquido hirviendo. Preparar el té sí que es complicado, y no la negociación del Brexit.

Vamos, como no te guste el té, lo único que vas a mojar en tu cita serán las galletas. Y en tus propias lágrimas.

La típica cabina de teléfono roja, una de las cosas más propias de los ingleses

9. Los pubs como lugares de culto

En esto sí que nos parecemos a los ingleses, en lo de juntarnos con los amigos y empezar a volcar vasos de cerveza o cubatas.

Los pubs ingleses son auténticos centros de reunión donde se debaten temas de interés nacional, como el fútbol o el tiempo que hace. Un poco como hacemos nosotros en el bar Manolo, solo que aquí cambiamos el tiempo por temas que mejoran la vida de las clases sociales más desfavorecidas, como el último hit de Bizarrap.

En cualquier caso, no es mala opción quedar en un pub/bar con una persona inglesa. Si no tienes tema de conversación, sácale Gibraltar y verás como la cosa se calienta.

10. El estampado de tartán

Bueno, ahora que nos hemos hecho amigos de los ingleses, tenemos que romper una lanza a su favor (solo una, ¿eh?). Esa lanza es el tartán, que, aunque de origen escocés, es un estampado que siempre da un toque intelectual a cualquier atuendo aunque lo único que hayamos leído en la vida sea el bote de champú.

De hecho, puede ser una opción perfecta para tu cita de Tinder con una persona inglesa, como un guiño a su cultura y a las bellísimas costumbres que hemos visto en este artículo. En Sliwils, te proponemos el tartán para un complemento que siempre se olvida: los cordones de las bambas.

No son un seguro para que tu cita termine con la botella descorchada, pero estamos convencidos de que sorprenderán a una persona que, en España, se pone las chanclas con calcetines.

Cordones en tartán inglés rojo
Cordones tartán inglés blanco, gris y negro
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